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Leticia Ruiz, jefe del Departamento de Pintura Española del Renacimiento del Museo del Prado, comenta la exposición "El Divino Morales".
 
Luis de Morales nació en 1510 o 1511 y murió probablemente en 1586, tal vez en Alcántara (Cáceres), donde se sabe que residía en 1585. Desconocemos su lugar de nacimiento, pero vivió y pintó en Extremadura. Durante más de cincuenta años fue el pintor más prolífico e importante de esa extensa región, donde realizó numerosos retablos y cuadros de altar, ampliando su producción a Portugal, especialmente a Évora y Elvas, ciudades cercanas a Badajoz. En esta ciudad se estableció en 1539, después de haber trabajado en Plasencia y sus alrededores, un territorio donde se entremezclaban artistas e influencias provenientes de Flandes y Castilla que explican una parte esencial de la pintura de Luis de Morales. El conocimiento de obras de otros artistas, sobre todo de Alonso Berruguete o Sebastiano del Piombo, ayudó a definir el estilo de un pintor que alcanzó temprana fama gracias a sus pequeñas tablas de temática religiosa. Con una marcada vocación comercial, Morales adaptó a la clientela de la época un producto artístico y devocional de factura muy cuidada que enlazaba con las tradiciones flamencas de finales del siglo XV y principios del XVI, matizadas por elementos y modelos italianizantes. Además, el ambiente espiritual de la época se proyectó sutilmente en esas imágenes piadosas. Sencillas en su composición y muy cercanas al creyente, añadían a su gran eficacia visual una indudable carga emocional.
 
Esta exposición ofrece una cuidada revisión de la obra del Divino, apelativo que fue explicado así por el pintor y tratadista Antonio Palomino en el siglo XVIII: Fue cognominado el Divino, así porque todo lo que pintó fueron cosas sagradas, como porque hizo cabezas de Cristo con tan gran primor, y sutileza en los cabellos, que al más curioso en el arte ocasiona a querer soplarlos para que se muevan, porque parece que tienen la misma sutileza que los naturales.
 
 
Luis de Morales was born in 1510 or 1511 and probably died in 1586, possibly in Alcántara (Cáceres), where he is known to have lived in 1585. It is not known where he was born, but he lived and painted in Extremadura. For more than fifty years he was the most prolific and important painter of that vast region, where he produced many altarpieces and religious paintings, broadening his clientele to Portugal, especially the towns of Évora and Elvas near Badajoz. He established himself in Badajoz in 1539, after working in Plasencia and the surrounding area, where the combination of artists and influences from Flanders and Castile explains an essential part of Luis de Morales’s painting. Knowledge of works by other artists, especially Alonso Berruguete and Sebastiano del Piombo, helped shape the style of this painter, who soon earned fame for his small religious panels. With a keen commercial sense, Morales adapted a painstakingly executed artistic and devotional product, based on a combination Flemish traditions of the late 1400s–early 1500s and Italianate elements and models, to suit his clientele of the period. Furthermore, he subtly conveyed the spiritual atmosphere of the period in these religious images. Simply composed and very familiar to believers, they were visually highly effective with an unmistakeable emotional charge.
 
This exhibition carefully surveys the work of the ‘Divine’ Morales, who was so called because, as painter and treatise writer Antonio Palomino wrote in the eighteenth century: He was named the Divine, because all he painted was sacred things, and because he made heads of Christ with such exquisiteness and subtlety in the hair, that it causes those interested in art want to blow on it so that it moves, because it appears as subtle as that which is real.
 
 
1 de octubre de 2015 - 10 de enero de 2016
Sala C

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